Yo quisiera hacerte tu traje de novia,
con un tul de nubes bordadas de sol,
y en la frente, amada, ponerte una estrella
robada en el viaje de consagración...

¡Oh! cómo quisiera tener una alfombra
y cual en los cuentos llevarte a pasear
por la ancha avenida que cruza los cielos
mientras te susurro mi canto nupcial....

Después a un alcázar de azules cristales,
como el de mis sueños, poderte llevar,
entre mil espejos que copien tu gracia,
mientras en el verso yo te hago inmortal...

¡Y cómo quisiera saber el milagro,
el poder divino de no envejecer,
para que tus manos, para que tu rostro,
nunca se marchiten. ¡Oh, mi dulce bien!